Con crisis o sin ella, un año más, han colocado el “árbol” de Navidad en la Puerta del Sol.
Normalmente lo ponen en el lado derecho de la plaza, justo frente a la pastelería La Mallorquina, este año lo han puesto en el lado contrario, sospecho que por las interminables obras que el Ministerio de Fomento está realizando allí.

Lejos quedaron aquellos tiempos en los que se ponía un gigantesco abeto navideño, de los de verdad, con sus acículas, su tronco, su resina, sus piñas y su clorofila. Hoy, la mayoría de los abetos han sido sustituidos por estos conos que, sin ninguna lógica, todos llamamos “árbol de Navidad”

Lo que no ha cambiado es el paisanaje de la Puerta del Sol, loteras, turistas, gente que acude a una cita de cualquier naturaleza, desocupados, compradores compulsivos, músicos, chaperos, vendedores ambulantes, carteristas, donantes de sangre, timadores, manifestantes, comerciantes, paseantes, locos, artistas callejeros, predicadores de todo tipo de creencias, vagabundos, jubilados, encuestadores y hoy he visto a un gaitero escocés con falda y todo.

Es curioso como cambia todo pero sin cambiar nada.