Seguramente habrás pasado más de una vez por la estación de metro de Tirso de Molina, incluso alguna vez habrás estado solo en la estación esperando al metro, leyendo un libro o mirando los carteles publicitarios, pero ¿realmente se puede estar solo en esta estación de metro? Pues no, si se da el caso, estarás acompañado por los difuntos monjes del ya desaparecido convento De la Merced.

En lo que hoy es la plaza de Tirso de Molina, estuvo hasta 1838 el Convento de la Merced, un cenobio fundado en 1564 y que en el siglo XIX desapareció después de un gran daño ocasionado por la invasión francesa y la desamortización de Mendizábal.
El convento contaba con un cementerio que nunca fue trasladado, los difuntos se quedaron allí para siempre.

Los huesos de los difuntos salieron a la luz a principios del siglo pasado cuando se realizaron las obras del metro, por alguna extraña razón, las autoridades decidieron dejar los huesos en su sitio y hoy están tras los muros de la estación de Tirso de Molina.

Ya sabes, si alguna vez te quedas solo/a en esta estación recuerda que no lo estás del todo, ellos están ahí.

Imagen en b/n: Madrid Histórico