La Casa de la Villa o lo que fue el viejo Ayuntamiento de Madrid, guarda entre sus muros infinidad de historias, unas más conocidas y otras no tanto, aprovechando que todavía estamos de conmemoraciones por el Bicentenario de la Guerra de la Independencia, contaré una relacionada con este tema.
En la Casa de la Villa existía una de las cárceles de Madrid, en ella estaban encerrados presos de clases menos pudientes. La mañana del 2 de mayo de 1808, un grupo de presos que se encontraban cumpliendo pena en aquella cárcel, se enteraron de los incidentes que estaban sucediendo por todo Madrid. Un grupo de presos, 56 en total, tuvieron un gesto noble y heroico, pidieron unirse a la lucha de los madrileños contra los franceses bajo el juramento de que después de la lucha volverían a la cárcel.
Las autoridades abrieron las celdas y dejaron libres a los presos. La mañana del 3 de mayo, después de la refriega, cuando nadie esperaba el retorno de los presos, cincuenta y uno de ellos volvieron a la cárcel, tal y como habían jurado, sólo cinco no regresaron, de esos cinco, cuatro murieron en la lucha y sólo uno se dio a la fuga.
¡Tiempos aquellos en los que el honor estaba por encima de todas las cosas!