A las doce de la mañana han comenzado oficialmente los actos de celebración del centenario de la Gran Vía. Las celebraciones se iniciaron con la inauguración de un monumento por los reyes de España.

Un bonito sol acompañaba los actos, mucha gente y una orquesta que tocaba y amenizaba el evento que, a mi juicio, ha sido de lo más soso.

El Rey y la Reina, nada más llegar han posado para las fotos, han hecho un soso saludo a sus compatriotas, cosa que ha disgustado a los que todavía se consideran monárquicos y han descubierto un soso tirando a feo monumento que se encuentra situado frente al edificio Metrópolis.

Una vez inaugurado, los reyes y las autoridades han salido raudos a cumplir con el itinerario programado, una exposición conmemorativa y una visita a una de las librerías con más solera de Madrid que se encuentra en Gran Vía.

Muchos forasteros y autóctonos seguían apostados a ambos lados de la Gran Vía con la esperanza de volver a ver a los Reyes o a otro personaje popular pero sin mucho éxito, imagino que por motivos de seguridad, los reyes han recorrido los escasos metros de cada uno de los puntos del itinerario en coche, así que muchos se han desilusionado.

Uno de los personajes más visibles ha sido Sara Montiel que, petrificada como una cariátide, posaba para curiosos y periodistas sin pestañear. Lejos quedaron los tiempos en los que Sara, vestida de violetera, lucía palmito ¡y qué palmito! por Madrid. Sin duda, ella es una de las glamurosas leyendas vivas de la Gran Vía.

Que la Casa Real y las autoridades sean de lo más soso para organizar celebraciones no es un problema para los madrileños. No faltan espontáneos que, con la gracia y el salero que nos caracteriza, montan la fiesta en cualquier lugar. Véase a esta pareja que vestidos como Dios manda, se marcan un baile al ritmo de chotis, gracias a que otro señor que llevaba un amplificador en una especie de carrito de la compra, animaba a los que allí estábamos con música popular, desafiando a los de la SGAE, como tiene que ser.



Unos minutos después, los madrileños hemos paseado por la Gran Vía ya que no había nada de tráfico, algo muy inusual y más un lunes por la mañana.

Las celebraciones continúan y lo harán durante varios meses, así que sólo falta decir, ¡felicidades Gran Vía! y viva Madrid.