Todos los nombres de las calles tienen un origen, cuanto más antiguas son, más interesantes son las historias que dieron el nombre a esas calles.
En un país como el nuestro, donde el toro es un icono desde la Prehistoria, no es raro que existan calles dedicadas a este noble animal. En Madrid, en pleno Barrio de los Austrias, existe una calle en la que aparece un toro y que, como no podía ser de otra manera, se llama Calle del Toro.
Parece ser que el origen de este nombre se debe a la travesura de un chaval. Se cuenta que después de una corrida en la que se lidió a un toro de gran bravura, pocos días después de su muerte, a la misma hora en la que murió el animal, en esta calle resonaba un espeluznante bramido que asustó a más de uno de los que pasaban por allí.
La broma no duró mucho tiempo y finalmente descubrieron al autor de semejante berrido, un chaval que utilizaba un asta de toro a modo de corneta y que sonaba igual que el bramido de un toro.
Hay otra versión que dice que la calle toma este nombre porque de una de sus casas colgaban unas grandes astas de toro, no sé si en una ventana o en un balcón, cosa que no sería extraña, si eres asiduo de este blog ya conocerás la sección "en el balcón". Es posible que el gusto de poner cosas raras en los balcones venga de lejos.
En un país como el nuestro, donde el toro es un icono desde la Prehistoria, no es raro que existan calles dedicadas a este noble animal. En Madrid, en pleno Barrio de los Austrias, existe una calle en la que aparece un toro y que, como no podía ser de otra manera, se llama Calle del Toro.
Parece ser que el origen de este nombre se debe a la travesura de un chaval. Se cuenta que después de una corrida en la que se lidió a un toro de gran bravura, pocos días después de su muerte, a la misma hora en la que murió el animal, en esta calle resonaba un espeluznante bramido que asustó a más de uno de los que pasaban por allí.
La broma no duró mucho tiempo y finalmente descubrieron al autor de semejante berrido, un chaval que utilizaba un asta de toro a modo de corneta y que sonaba igual que el bramido de un toro.
Hay otra versión que dice que la calle toma este nombre porque de una de sus casas colgaban unas grandes astas de toro, no sé si en una ventana o en un balcón, cosa que no sería extraña, si eres asiduo de este blog ya conocerás la sección "en el balcón". Es posible que el gusto de poner cosas raras en los balcones venga de lejos.