Esta verbena se celebra en las inmediaciones de la Ermita de San Antonio de la Florida, en sus orígenes fue una romería que se hizo muy popular a partir de mediados del siglo XIX. Hasta mediados del pasado siglo XX, era una de las verbenas más animadas a la que acudían las modistillas para pedir al santo un buen novio. Actualmente es una fiesta popular que conserva algunas tradiciones pero que está en plena decadencia.
Los actos litúrgicos comienzan muy temprano, es uno de los santos más madrugadores. A las siete de la mañana, comienzan los Solemnes Laudes cantados en honor al santo, después se celebra una misa y, posteriormente, se hace la bendición de unos panes que, según la tradición, si se conservan todo el año protegerán los ahorros de la casa, algo que falta hace en los tiempos que corren. Otro de los motivos por los que los fieles acuden a la ermita es para venerar una de las reliquias de San Antonio.
Finalmente, los actos religiosos terminan con una pequeña procesión de la imagen de San Antonio por las calles y se realiza una de las tradiciones más curiosas y divertidas, la de los alfileres. Según la tradición, las modistas que acudían a San Antonio, tiraban trece alfiles a una pila bautismal que hay allí y después metían la mano dentro. Acto seguido, sacaban la mano de la pila y, ¡sorpresa! cada alfiler que se quedase pegado a la mano, sería el número de pretendientes a futuros novios que tendría la afortunada. Actualmente se sigue realizando este rito, pese a que ya no hay modistillas.
Ya por la tarde la gente acude a la verbena para comer, beber y después a bailar en el cercano Parque de la Bombilla y ¡quién sabe! igual encontrar un novio o novia por mediación del santo. El fin de fiesta lo pone los fuegos artificiales.
Este es un pequeño resumen fotográfico de lo ocurrido esta mañana de domingo.
Colas de fieles desde bien temprano.
Finalizada la misa, la gente abarrotaba la pequeña ermita.
Y para finalizar, unas guapas chulaponas que tuvieron el detalle de posar para Es Madrid no Madriz.