La Iglesia de San Pedro el Viejo es una de las más viejas de Madrid y, posiblemente, sea la iglesia madrileña que más leyendas guarda entre sus muros.

Una de esas leyendas es la del emparedado, que se narra en el libro A la muy antigua, noble y coronada villa de Madrid: historia de su antigüedad, nobleza y grandeza, de Jerónimo de Quintana, un clérigo presbítero y escritor madrileño nacido en el siglo XVI.

El autor narra un espantoso hallazgo ocurrido en el siglo XVI, tras derrumbarse uno de los muros de la sacristía de San Pedro el Viejo en el que apareció la momia de un hombre que había sido enterrado de pie.

El cuerpo estaba perfectamente conservado e incluso sus ropas estaban intactas, sólo la cabeza se encontraba en muy mal estado.

El hallazgo produjo gran sorpresa, tanto que decidieron exponerlo durante unos días para que la gente lo pudiese contemplar, hasta que finalmente volvieron a darle cristiana sepultura.

Nadie pudo identificar al difunto momificado, que hoy se encuentra en alguna tumba sin nombre en este mismo lugar.