La bebida favorita de los madrileños es la cerveza, sobre todo en verano, obviamente por ser refrescante, no por borrachuzos. En España se bebe cerveza desde hace 5.000 años. Por ahora y, según los últimos descubrimientos arqueológicos, la cerveza más vieja de Europa es española, claro que no era como la cerveza que tomamos ahora, seguramente si la bebiésemos hoy nos repugnaría.
Otra de las bebidas refrescantes que se consumían en Madrid en el pasado era la aloja, hoy nadie la bebe. No se sabe muy bien los ingredientes que tenía, tampoco se sabía en la época en la que se bebía, allá por los siglos XVI y XVII. Los alojeros, las personas que se encargaban de su elaboración, guardaban el secreto de su composición con tanto celo como lo hace la Coca-cola en la actualidad.
De la composición de la aloja se sabe que, más o menos, llevaba agua, miel, algunas especias, como la canela e incluso vino. En verano también se le podía añadir nieve de la sierra para darle un toque refrescante.
Hasta mediados del siglo XIX se podían encontrar alojeros vendiendo esta barata y misteriosa bebida por Madrid, había varios puestos de alojeros en la Puerta del Sol, Carretas y calle Toledo.
Con el paso del tiempo, los madrileños contaron con nuevas y variadas bebidas y la antiquísima aloja fue perdiendo adeptos. Posiblemente, uno de los motivos más efectivos que ayudaron a su desaparición, fue precisamente lo que le dio éxito a la bebida, su misteriosa composición. Los dueños de los cafés y botillerías, para quitarse la competencia de los alojeros, difundieron bulos entre la población, hablando mal sobre la composición de la aloja, algo similar a las leyendas urbanas que circulan en la actualidad, esas que todos hemos oído alguna vez sobre ratas y bichos extraños en botellas de coca-cola.
A finales del siglo XIX la popular aloja desapareció para siempre, igual alguien se anima y recupera esta bebida, en tiempos de crisis como los que vivimos todo puede ser.
Otra de las bebidas refrescantes que se consumían en Madrid en el pasado era la aloja, hoy nadie la bebe. No se sabe muy bien los ingredientes que tenía, tampoco se sabía en la época en la que se bebía, allá por los siglos XVI y XVII. Los alojeros, las personas que se encargaban de su elaboración, guardaban el secreto de su composición con tanto celo como lo hace la Coca-cola en la actualidad.
De la composición de la aloja se sabe que, más o menos, llevaba agua, miel, algunas especias, como la canela e incluso vino. En verano también se le podía añadir nieve de la sierra para darle un toque refrescante.
Hasta mediados del siglo XIX se podían encontrar alojeros vendiendo esta barata y misteriosa bebida por Madrid, había varios puestos de alojeros en la Puerta del Sol, Carretas y calle Toledo.
Con el paso del tiempo, los madrileños contaron con nuevas y variadas bebidas y la antiquísima aloja fue perdiendo adeptos. Posiblemente, uno de los motivos más efectivos que ayudaron a su desaparición, fue precisamente lo que le dio éxito a la bebida, su misteriosa composición. Los dueños de los cafés y botillerías, para quitarse la competencia de los alojeros, difundieron bulos entre la población, hablando mal sobre la composición de la aloja, algo similar a las leyendas urbanas que circulan en la actualidad, esas que todos hemos oído alguna vez sobre ratas y bichos extraños en botellas de coca-cola.
A finales del siglo XIX la popular aloja desapareció para siempre, igual alguien se anima y recupera esta bebida, en tiempos de crisis como los que vivimos todo puede ser.