Uno de los pocos cafés centenarios que quedan en Madrid es el mítico Café Gijón, un establecimiento que abrió sus puertas hace más de 124 años y que presume de haber tenido entre su clientela habitual a la flor y nata de la intelectualidad. El café está situado en el Paseo del Prado, es un gran local que dispone además de una terraza que, según parece, produce pingües beneficios. Hace unos meses el Ayuntamiento decidió cambiar el sistema por el que se otorgan las licencias de las terrazas, inmediatamente después, los responsables del café se quejaron amargamente porque veían que podrían perder la explotación de la misma y sin ella el negocio se iría a pique.

No me voy a meter en cómo gestionan los responsables del café su negocio porque ni lo sé ni me importa, lo único que sé es que hace unos años, la última vez que puse un pie en ese lugar, por un café con churros me cobraron seis euros, un precio excesivo para un café mediocre y unos churros, tres, que no se caracterizaban precisamente por su exquisito sabor. Ignoro si esos precios abusivos son para compensar los legendarios "simpas" de amigos y afines al café y que el propio local presume de ello. No me quiero ni imaginar lo que cuesta un desayuno o una merienda en la terraza.
Con precios así no es de extrañar que cierren el local si no disponen de la terraza, tampoco es extraño que con esos precios la clientela habitual del Café Gijón sean en su mayoría turistas que van por lo que van. Si echamos un ojo a las guías turísticas de Madrid en todas aparece el Café Gijón como un sitio recomendado, ya se sabe que cuando somos guiris, siempre hay un sitio donde nos la clavan, aquí o en Pekín.

Recientemente la Asamblea de Madrid aprobó un plan, presentado por la representación socialista, para que este café sea declarado Bien de Interés Cultural (BIC). La propuesta parece que ha tenido mucho éxito porque, por unanimidad, lo han aprobado. Sólo falta saber si la Comunidad de Madrid da el visto bueno y ¡tachán! se acabaron los problemas para el Gijón. Parece ser que nadie ha reparado en la posibilidad de que el café no esté gestionando su negocio de forma rentable, simplemente se ciñen al tema “cultural” cuando lo que realmente es, en mi opinión, un tema político.

Este café ha sido siempre lugar de culto para muchos políticos, la mayor parte aquellos que se denominan de “izquierdas” por ser en tiempos de la dictadura un remanso de libertad. Éste y no otro es el motivo real por el que los socialistas madrileños, junto al resto de los partidos políticos, se han tomado la molestia de declararlo BIC y no otra. Hay que recordar que cientos, miles de negocios están echando el cierre en Madrid, algunos emblemáticos, como Samaral, que el año pasado echó el cierre, principalmente por problemas económicos, como me contaron los dueños del local. Este establecimiento también era mítico, sólo había que echar un ojo a su libro de visitas para ver que por allí pasaron cientos de personajes importantes del siglo XX. En este caso como no había connotaciones políticas nadie dijo ni mu. Si hablamos de cultura ¡qué decir de la mítica calle Libreros! hoy convertida en un erial en el que sobreviven dos o tres librerías que no durarán mucho. De cines y teatros mejor ni hablamos.

Si finalmente la Comunidad de Madrid declara al Café Gijón BIC, se habrá confirmado que para medrar en esta vida hay que tener buenos amigos en la política. Ellos siempre estarán ahí para echarte una mano, incluso, que ya es pitorreo, los políticos que presumen de aplicar políticas liberales, da igual,  al final siempre les sale el político que llevan dentro.

Pon un político en tu vida y se acabarán tus problemas.

Foto: Madripedia