El día 27 de julio en el Real Monasterio de la Encarnación, podremos asistir a uno de esos acontecimientos misteriosos que tenemos en Madrid, el “milagro de la Sangre”.
En este monasterio, que es uno de los más interesantes de la ciudad y que merece la pena visitar, se atesoran infinidad de reliquias, la más importante y quizás la más interesante, es la ampolla en la que se guarda un poco de la sangre de San Pantaleón, un santo cristiano del siglo III que fue decapitado por su fe un 27 de julio del año 405.
La sangre que se conserva en el Real Monasterio de la Encarnación es parte de la que supuestamente recogieron unos cristianos el día en que el santo fue decapitado.
¿Cómo llegó a Madrid la sangre?
La ampolla con la sangre del santo fue una donación realizada por el virrey de Nápoles en el siglo XVI. Procede de un monasterio de Ravello (Italia) donde también se venera una reliquia con la sangre de San Pantaleón.
El fenómeno
Lo que convierte a esta reliquia un fenómeno extraño es que durante todo el año la sangre se encuentra en estado sólido pero, la víspera de la muerte del santo empieza a licuarse poco a poco hasta que el día 27 de julio está en estado totalmente líquido. Este fenómeno ocurre simultáneamente en Ravello con la otra reliquia que se conserva allí.
Cuenta la tradición que si la sangre pasa del estado sólido al líquido podemos estar tranquilos, de no ser así, es un mal augurio, el anuncio de una desgracia. Parece ser que la sangre no se licuó con el estallido de la I Guerra Mundial, ni con la segunda ni con la Guerra Civil.
Es posible que en este año complicado, duro y difícil, el “espectáculo” de la licuefacción tenga más interés que en años anteriores para los fieles y los supersticiosos que, por una causa u otra creen en este “milagro”.
Milagro, superstición, embuste... Puede ser cualquier cosa, lo cierto es que es uno de esos fenómenos que llaman la atención.
Si quieres saber como se desarrolla este evento mira este post que escribí hace unos años.