Casi todos los días le veo apostado junto a un portal de la calle Hortaleza, es un señor mayor, de pelo blanco y de aspecto afable. Siempre le veo con un cigarrillo en una mano y en la otra un vaso de café de esos de usar y tirar en el que los vecinos y transeúntes le dejan unas monedas. Él nunca pide, rara vez habla y cuando lo hace es en voz baja y con una sonrisa en la cara.
Hacía días que no le veía y hoy le he vuelto a ver, esta vez en foto, en una esquela impresa en una impresora a color, pegada en cristal de la puerta del portal en el que se ponía todas las mañanas. La esquela dice que murió el 13 de septiembre y en ella se pide una oración por su alma.
No sé su nombre, no sé nada de su vida ni de qué murió, lo que sí sé es que ya formaba parte de mi vida cotidiana.
Descanse en paz