Hoy el Mercado de San Miguel ha cumplido cien años, claro que la zona ya era un mercado desde hace siglos. Se cumplen cien años desde el inicio de esta construcción de hierro y cristal que es el único representante de la Arquitectura del Hierro de Madrid que ha llegado casi intacto hasta nuestros días.
El edificio ha sufrido algunos cambios a lo largo de los años. En los años noventa se hizo una profunda reforma que mejoró las instalaciones pero que se llevó unos bonitos azulejos que había en el zócalo exterior del edificio y que nadie, excepto yo, echa de menos. Posteriormente, tras una lenta y continua desaparición de los comercios, que tuvo su polémica, el mercado fue remodelado y convertido en el estupendo espacio dedicado a los productos gourmet y delicatesen que es ahora, precisamente un 13 de mayo de 2009 abrió sus puertas allí estuvimos para contarlo.
El Mercado de San Miguel es todo un referente culinario en nuestra ciudad, siendo uno de los lugares de visita obligada por los turistas que vienen a Madrid. Según datos del propio mercado, semanalmente recibe la visita de más de 75.000 personas, unos datos verdaderamente fantásticos.
El Mercado de San Miguel es todo un referente culinario en nuestra ciudad, siendo uno de los lugares de visita obligada por los turistas que vienen a Madrid. Según datos del propio mercado, semanalmente recibe la visita de más de 75.000 personas, unos datos verdaderamente fantásticos.
Hoy con motivo de la celebración del centenario, el mercado ha estado cerrado al público y sólo se podía acceder con invitación, algo que ha disgustado a más de uno que pasaba por allí, no sin razón. Imagino que a lo largo de la semana todos los visitantes serán partícipes de esta celebración.
El plato fuerte de la fiesta de celebración ha sido la participación de la Orquesta Vegetal de Viena, una curiosa formación que ya llevan bastantes años deleitando al público con sus conciertos en los que los instrumentos son realizados por ellos mismos con hortalizas.
Durante la mañana hemos podido ver como seleccionaban las verduras apropiadas para la ocasión y como de un simple nabo o de una zanahoria, surgía un instrumento musical. Ya por la tarde, a eso de las ocho, con todos los instrumentos vegetales preparados, los asistentes hemos podido disfrutar de un original concierto que ha sido muy bien recibido por el público, por ingenioso, divertido y por ser muy artístico.
Después del concierto la fiesta continuó y así fue como hemos vivido esta particular fiesta de cumpleaños que, una vez más, hemos sido testigos en primera persona de la vida de este lugar que, en definitiva, es también parte de la vida de los madrileños.
Cien años no son nada, así que muchas felicidades, espero que cumplas cien años más.
Cien años no son nada, así que muchas felicidades, espero que cumplas cien años más.