Un año más, la sangre de San Pantaleón, santo del siglo III, cumple con la tradición y pasa del estado sólido al líquido.
Ayer por la tarde me acerqué a la iglesia del Monasterio de la Encarnación y pude ver como la sangre que se conserva en una ampolla empezaba a licuarse. Para contemplar este fenómeno las religiosas del convento han colocado una cámara que trasmite una señal de vídeo a dos monitores instalados a los dos lados del altar para que la gente pueda ver con más detalle el supuesto milagro.

Una señora muy amable con la que estuve conversando largo rato y que asistía a este milagro desde hacía treinta años, me contó que hace años, la ampolla donde se conserva la sangre del santo se podía ver de cerca, incluso algunos feligreses la besaban, hasta que un día, una señora que tenía la reliquia en sus manos se le cayó al suelo, afortunadamente no se rompió la ampolla. Desde entonces la reliquia dejó de ir de mano en mano y se colocó en una urna para evitar accidentes.

La sangre que se conserva en Madrid, es parte de la que se conserva en Ravello (Italia), fue donada por el virrey de Nápoles, junto con un hueso del santo al monasterio en el siglo XVI. Se da la casualidad que tanto la sangre de San Pantaleón que se conserva en Madrid, como la que se guarda en Ravello se licuan o se solidifican al mismo tiempo, todavía no se sabe el motivo de este fenómeno.

Me hubiese gustado poner alguna foto de la reliquia o del interior de la iglesia del monasterio pero, como se trata de un real sitio, sólo se puede sacar fotos con un permiso de Patrimonio Nacional.
Aprovecho para quejarme por esta estúpida prohibición, más valdría que se dejasen de prohibiciones absurdas y que hiciesen una página web más curiosa, no la espantosa y cutre web de Patrimonio Nacional.