En España se venden al año siete millones de botes de spray de pintura.
El 90% de esa pintura es empleada para pintar grafitis.
Madrid se gasta en un año ¡seis millones de euros! en la limpieza de los grafitis.
En un año se realizan más de 45.000 pintadas en la ciudad de Madrid.
En el 2007 hubo 12.500 quejas al Ayuntamiento por los grafitis.
Además de las quejas al Ayuntamiento, muchos blogueros nos hemos quejado en varias ocasiones por los grafitis, Carlos, M. Carmen, Aalto y yo mismo.
Según una encuesta realizada por Antoni Gabarre, muralista con más de 30.000 m² de murales y varios Records Guinnes, el perfil de los grafiteros es el siguiente.
El 10 % son jóvenes varones de ciudades de más de 80.000 habitantes.
Pertenecen a la clase media o media-alta.
La mayoría tienen problemas familiares y en su entorno escolar.
Sufren problemas de autoestima y se encuentran en una fase de maduración tardía.
96 % de los grafiteros describen su actividad como un acto artístico.
Soluciones
Algunos comercios, hartos de las pintadas, contratan a grafiteros para que les pinten sus cierres y así evitar que sean pintados por otros. Este remedio es tan absurdo como poco efectivo, la mayoría de esos grafitis sufren las aportaciones de otros “artistas”. Esto me parece tan delictivo como los gorrillas, no es servicio público, es extorsión.
La solución, supuestamente efectiva, es la de las multas. La nueva ordenanza del Ayuntamiento de Madrid contempla multas de hasta 6.000 euros para los infractores reincidentes.
Posiblemente la solución no está en las multas ya que es bastante difícil pillar al delincuente con las manos en la masa, pero hasta que no se ponga en práctica la crucifixión para acabar con esta lacra, tendremos que seguir pidiendo más multas.
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