En pleno centro de Madrid, en el Barrio de los Austrias, podemos encontrarnos con una insólita y absurda situación. Se trata de una estupenda colección de malas hierbas que prosperan bajo tierra. ¿Dónde? pues en las ruinas de la desaparecida Iglesia de San Juan.
Pese a lo que pueda parecer, estas plantas no son más que malas hierbas que no deberían estar ahí. Tampoco las algas que están apareciendo por los cristales ni los musgos que están verdeando los restos arqueológicos.
La aparición de plantas en este espacio cerrado y acristalado, genera condensación en el recinto que, dependiendo de la hora del día y de las temperaturas, llega a congelarse, creando bonitas y dañinas figuras de hielo en el cristal que, poco a poco se va deteriorando.
Tanta planta y la poca o nula conservación del lugar, hace imposible que se puedan ver las ruinas, sólo se ven unos paneles de cristal cubiertos con una rica y exuberante colección de malas hierbas.