Desde el año 2007, la revista de tendencias Monocle, realiza un análisis anual sobre las 25 mejores ciudades del mundo en las que habitar. En su último análisis de 2011, sitúa a Madrid en el décimo puesto por segundo año consecutivo, por encima de ciudades como París y muy por encima de otra ciudad española, Barcelona, que se encuentra en el puesto 14.
Que Madrid ocupe el décimo puesto no está nada mal pero, podemos aspirar a más. Parece ser que uno de los puntos negativos de Madrid es la contaminación. Personalmente no creo que Madrid sea una ciudad excesivamente contaminada, de ser así ni aparecería en el top 10 de esta revista pero, sí es cierto que en determinadas fechas, el cielo de Madrid se cubre con eso que llamamos “boina negra” que no es otra cosa que una acumulación de partículas contaminantes producidas sobre todo por el tráfico y las obsoletas calderas de carbón que todavía hoy tienen algunos edificios.
La mayoría de las veces, cuando se forma esta “boina” casi no nos damos cuenta, sólo cuando salimos de Madrid y vemos la ciudad a lo lejos, es cuando nos echamos las manos a la cabeza y nos ponemos a criticar a las autoridades pero, ¿qué hacemos para evitarlo los madrileños? Personalmente creo que poco o nada, seguimos utilizando el vehículo particular para movernos por la ciudad mientras nos lamentamos de cómo está el aire que respiramos.
Siempre que el Ayuntamiento, sea del color que sea, se plantea un plan de reducción de la contaminación nos echamos a temblar, eso significa o bien subidas de impuestos o restricciones a la hora de circular por el centro de la ciudad. Ninguna de las dos opciones nos gustan pero habrá que hacer algo.
Creo que la solución es, entre otras medidas, la concienciación de los madrileños. La responsabilidad es de todos y, como en cualquier tema relacionado con el medio ambiente, a la hora de tomar medidas se empieza por uno mismo.
Desde hace bastantes años los madrileños somos los más ahorradores de agua, sabemos lo que es la escasez y todos sabemos que siempre es mejor darse una ducha en vez de un baño y economizamos al máximo cada gota de agua que sale de nuestros grifos. Si somos así de responsables con el agua, ¿por qué no lo podemos ser con la contaminación?