Esta mañana 3.200 ovejas han recorrido las calles de Madrid, en la milenaria tradición de la trashumancia. Como es habitual, la marcha ovina, además de festiva, sirve para reivindicar la conservación e informar de la importancia de las cañadas reales en nuestro país.

Este año las ovejas iban separadas en tres rebaños, acompañadas de vacas, mulos y bueyes. Tampoco faltó la presencia de los pastores a caballo ni de las gentes de otras regiones de España que, vestidas con sus trajes tradicionales, nos traen a Madrid ese aire rural y festivo que ya casi hemos olvidado y que tanto nos agrada a los madrileños.

Estas son algunas fotos que he tomado esta mañana.

La marcha empezó a eso de las diez de la mañana en la calle Mayor, abriendo la comitiva los pastores con sus mastines.

Las bestias de tiro abrían el paso, este año más ligeras de carga que en anteriores ocasiones, afortunadamente.

Gentes de otras regiones de España como Cantabria o Extremadura pusieron el toque de color y musical, cantando canciones populares acompañadas de panderetas, gaitas y dulzainas.

Al final aparecieron ellas, las estrelllas del día y las más aclamadas por el público, ¡las ovejas! pese a que a juzgar por sus caras, poco o nada les importaba ser las protagonistas del día.

La famosa oveja negra también estaba allí...

Esta alfombra de lana son las ovejas que pasaban frente al viejo ayuntamiento, a la espera del pago en maravedíes que el pastor debía dar a la autoridad de la villa.

No todas las ovejas iban caminando, otras, como la de la foto, iban a caballo por ser muy pequeñitas para caminar por todo Madrid.

Después de cruzar el casco viejo, desde Mayor a Sol y desde allí a Cibeles, los pastores y sus rebaños llegaron a la plaza de la Independencia, que precisamente es una cañada real.

Finalmente, las ovejas llegaron a buen ritmo para poner punto y final a esta nueva etapa de la trashumancia hasta el año que viene, que estaremos deseosos de volver a verlas por aquí.



Gracias por venir a Madrid.