El próximo 15 de mayo celebraremos en Madrid las fiestas en honor a San Isidro, patrón de la ciudad de Madrid.

San Isidro murió en el año 1172 y su cuerpo incorrupto se encuentra actualmente en Madrid, muy cerca de su esposa, Santa María de la Cabeza, en la Real Colegiata de San Isidro, en la calle Toledo.
Su cuerpo incorrupto, como suele pasar con todos los cuerpos incorruptos y más en España, ha estado en diferentes lugares, ha viajado, y fue sacado en procesión en numerosas ocasiones, incluso metieron el cuerpo de San Isidro en la cama de Carlos III para sanarle de una enfermedad.
También fue objeto de algunas extrañas mutilaciones debidas al fervor religioso de algunos sujetos, estas fueron algunas.

El primer intento de mutilación fue realizado por la esposa de Enrique II de Trastámara en el siglo XIV, que ni corta ni perezosa, le arrancó el brazo derecho para llevárselo de reliquia, obviamente no pudo llevárselo.

En tiempos de los Reyes Católicos, después de una visita de Isabel de Castilla al santo, una de sus damas tuvo la ocurrencia de llevarse una reliquia de San Isidro. No se le ocurrió otra cosa que arrancarle de un mordisco el pulgar del pie derecho, lo hizo con mucho disimulo aprovechando el momento en el que besaba los pies del santo que se encontraba expuesto debido a la presencia de la Reina de Castilla.
Se descubrió la fechoría de la dama mordedora gracias a un milagro. Cuando abandonaban Madrid, rumbo a Toledo, al atravesar el Manzanares los caballos del carruaje donde iba la dama con su reliquia se negaron a cruzar el río, ante el extraño comportamiento de los caballos que se no querían cruzar el río, la dama mordedora sintió remordimientos y contó a la reina lo sucedido. La reina mandó devolver el dedo al santo y los caballos, misteriosamente, aceptaron cruzar el Manzanares.
Parece ser que el dedo lo colocaron en una bolsita colgada del cuello de San Isidro, durante mucho tiempo fue así, hoy no se sabe dónde puede estar el dedo.

En el siglo XVII, durante el reinado de Carlos II, un cerrajero del rey arrancó un diente al santo, diente que entregó al rey y éste, agradecido, lo puso bajo su almohada durante largos años. Afortunadamente el Ratoncito Pérez no hizo acto de presencia.

Ya en el siglo XVIII, la reina María Luisa de Saboya contó que una duquesa que tenía un hijo enfermo, había conseguido un dedo de San Isidro, ¿sería el famoso dedo del pie arrancado por la dama mordedora que acompañaba a Isabel la Católica? El caso es que, aquella duquesa trituró el dedo e hizo una especie de ungüento que aplicó a su hijo enfermo para que sanase, como así fue.

San Isidro llegó al siglo XX algo mermado, pero estas mutilaciones no son nada comparado con el destino que le esperaba.
Los primeros días de 1936, recién comenzada la Guerra Civil, la antigua Catedral de San Isidro fue saqueada y pasto de las llamas, como la mayoría de las iglesias y conventos de Madrid, en aquella febril ola anticlerical.

Al finalizar la guerra, todo el mundo daba por perdido el cuerpo de San Isidro, como el de tantos otros santos y reliquias, pero, después del testimonio de un obispo que afirmaba haber ocultado el cuerpo de San Isidro en uno de los muros del templo, se procedió a su búsqueda y el 13 de mayo de 1939, oculto en el hueco de un muro se encontraban los restos incorruptos del santo, salvándose milagrosamente de la quema.

Periódicamente el cuerpo de San Isidro es expuesto al público para su veneración, parece ser que la próxima vez que se expondrá al público será en 2022, con motivo del cuarto centenario de su canonización, esperemos que a nadie se le ocurra arrancarle nada esta vez.

Fotos: Archidiócesis de Madrid
Fuente: Congregación de San Isidro