En el Museo de San Isidro, que ahora se llama, de los Orígenes, en su interior, en un pequeño patio renacentista, podemos ver dos estatuas de piedra caliza. Una de ellas representa a un oso y otra a un dragón, obra del escultor Alfonso Bergaz.

El Dragón y el Oso se instalaron a finales del siglo XVIII en la fuente de la Cibeles, para que la gente se abasteciese de agua. De las bocas de ambas estatuas manaba agua, hasta que en 1861 fueron retiradas de la fuente de la diosa.


Es una pena que el dragón y el oso no puedan hablar, ¡la cantidad de historias y chismorreos que antiguamente se contaban al rumor de las fuentes!