Posiblemente el monumento más conocido de Madrid es la Puerta de Alcalá. Esta situado en la Plaza de la Independencia, en el cruce de la calle de Alcalá, que originariamente era la antigua carretera que conducía a la ciudad de Alcalá de Henares y hoy es la calle más larga de Madrid.
Anterior a esta puerta hubo otras tres puertas de Alcalá, todas ellas desaparecidas, la actual se la debemos al rey Carlos III.
Cuando en 1759 el rey hizo su entrada triunfal en Madrid quedó muy decepcionado con la vieja puerta de Alcalá, así que decidió derribarla y construir una nueva, para eso era el rey.
Se presentaron diferentes proyectos para la nueva puerta al rey, pero éste, que era bastante tiquismiquis, no aceptó ninguno, así que le propuso el proyecto a su arquitecto de confianza, Francesco Sabatini, arquitecto italiano al que le debemos numerosas obras en Madrid.
Sabatini le presentó dos proyectos al rey para la nueva Puerta de Alcalá, los dos proyectos gustaron tanto a Carlos III que no sabía por cual decidirse, la solución la puso Sabatini de una forma salomónica, juntó los dos proyecto en uno solo, idea que entusiasmó al Rey.
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El monumento está construido con piedra berroqueña y piedra caliza de Colmenar, finalmente fue inaugurado, como dice la inscripción, en 1778.
Si nos fijamos veremos que las dos caras de la Puerta de Alcalá son diferentes, en la cara Este hay diez columnas, en la Oeste sólo dos, el resto son pilastras. También son muy diferentes las esculturas que la coronan, en el lado Este son figuras humanas y en el Oeste son estandartes.
Donde podemos ver mejor las diferencias entre las dos caras del monumento es en la parte central superior.
Como dice la canción, la Puerta de Alcalá sigue ahí viendo pasar el tiempo, es escenario de todo tipo de acontecimientos, conciertos, manifestaciones, incluso en Navidad, bajo sus arcos se coloca un Portal de Belén.