Desde la fundación de Madrid en la Edad Media, los madrileños han padecido periódicamente los estragos de las epidemias. La peste negra, el cólera o la gripe española, que no era española, han dejado su impronta en la historia de Madrid y en nuestro sistema inmunológico.
Una de las grandes epidemias fue la que asoló Madrid y media España en 1834, fue producida por el cólera.
El origen de esta epidemia de cólera hay que situarlo en Vigo, allí en 1833 se dieron los primeros casos, parece ser que los portadores fueron los militares que lucharon en la Guerra de Sucesión de Portugal.
Durante el invierno la epidemia quedó paralizada pero con la llegada del buen tiempo la epidemia adquirió mayor virulencia.
En verano de 1834 la epidemia estaba en Madrid, el calor y las malas condiciones higiénicas sembraron de muerte las calles de Madrid, especialmente entre la población sin recursos.
Las autoridades tomaron medidas como el saneamiento de las calles, la creación de casas de socorro y otras más drásticas como la expulsión de la ciudad de los indigentes. Pese a estas medidas en Madrid murieron 4.463 personas de una población de 220.000 habitantes.
Uno de los episodios más dramáticos se produjo cuando se corrió el bulo de que los frailes habían envenenado las aguas, lo que provocó que el populacho irritado y asustado atacase varios conventos asesinando a muchos frailes. Este espisodio histórico es conocido como la matanza del 17 de julio.
Esta fue una de las últimas grandes epidemias en Madrid, las próximas fueron, en su mayoría, producidas por la gripe.
Hace 3 semanas