Foto: 20 Minutos

José y Antonio son dos personas como tú y como yo que, debido a la terrible crisis económica perdieron su empleo. Con la esperanza de poder unificar los créditos que tenía, Antonio fue al banco a pedir ayuda y el banco se la negó. Indignado, Antonio preguntó por las ayudas del gobierno y los del banco le respondieron con un “Vaya usted a Moncloa a pedirlas”. Así fue como Antonio y un compañero, también en paro, vinieron a Madrid andando desde Cataluña con la esperanza de ser recibidos por el presidente del gobierno.

Han pasado cuarenta días y cuarenta noches desde que Antonio y José llegaron a Madrid, donde se instalaron en unas tiendas de campaña, a la entrada del Palacio de la Moncloa, donde reside José Luis Rodríguez Zapatero, presidente de España, con la esperanza de ser recibidos por él.

Durante este tiempo, además de padecer la nieve, la lluvia, el frío y el calor, están padeciendo el silencio y la indiferencia de los gobernantes, sindicatos, los medios de comunicación y la propia Casa Real a la que también se han dirigido sin éxito.
Recientemente se han unido a su acampada dos parados más venidos de Elche y es posible que en breve se les unan más y más parados ya que, por desgracia, en España el paro está aumentando de una manera espantosa a un ritmo de 7.000 despidos al día.

Es cierto que su acampada no sirve de nada, tampoco sus reivindicaciones, eso corresponde al gobierno, a la oposición y a los agentes sociales pero, resulta como mínimo chocante que este tipo de actos tan llamativos que siempre tienen mucha repercusión mediática, en este caso, pasen por la más absoluta indiferencia, bien por miedo a que aquello se convierta en el lugar de acampada preferido por los españoles o bien por la poca sensibilidad de todos los ciudadanos y organizaciones políticas y sociales.

Suerte que tenemos a Zapatero que es muy prudente y no ha dicho nada de lo que ocurre a las puertas de “su casa” y no un Berlusconi que igual diría algo relacionado con lo maravilloso que es pasar unos días de camping.

Desde aquí mando todo mi ánimo a los parados que se encuentran en La Moncloa y mi apoyo y solidaridad con todos los españoles que están en paro y a los que, como yo, cada día vemos peligrar nuestro empleo.

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