Hasta las bolas

Por EMNM | 8/17/2009 |

Madrid es una ciudad llena de bolardos, los hay de metal y de piedra. Tienen todo tipo de formas, los hay altos, bajos, cilíndricos, cuadrados, trapezoidales o redondos.
El motivo por el que están es las aceras es impedir el estacionamiento de vehículos en las mismas. Parece ser que las multas no son lo suficientemente disuasorias para los conductores que, a la mínima, desafían a la autoridad aparcando malamente diciendo el típico "es un momentito".

Sobre este tema hay mucho de que hablar pero voy a ponerme en plan conspiranoico. Estoy casi seguro de que una gran parte de esos bolardos están hechos para el mal, posiblemente fueron ideados y diseñados por algún terrorista del mobiliario urbano, un ser lleno de ira y odio a la humanidad. Es muy probable que no trabaje solo, cabe la posibilidad de que los que diseñan, fabrican y colocan algunos bolardos sean miembros de una oscura y siniestra organización con el único fin de herir a los peatones.

¿Por qué digo esto? la respuesta es sencilla, atención a la foto inferior. Esas bolas de granito, alineadas de forma maligna, tienen una altura de unos 30 centímetros. Se encuentran en la plaza de la Provincia, un lugar muy transitado sobre todo en Navidad. No es la primera, ni la segunda, ni la tercera vez que he tropezado con una de ellas y no sólo yo, ayer mismo vi como una mujer besó el suelo al tropezar con una de ellas.

Estas no son las únicas que hay en Madrid, hay otras bolas en otras zonas muy concurridas del centro de la ciudad.
Tampoco podemos olvidarnos de los bolardos de metal que suelen tener la misma altura que las bolas o los peligrosísimos "bolardos solitarios" que se encuentran justo en medio de la acera y son más altos que los demás, tienen la altura justa para que si te chocas con ellos te lastimes donde más duele, en la entrepierna.

Creo que son datos más que suficientes para afirmar que en Madrid hay una oscura secta dedicada al mundo del bolardo dispuesta a herir a los madrileños.
Desde Es Madrid no Madriz imploro al alcalde que ponga los medios necesarios para acabar con esta peligrosa organización y con los bolardos asesinos y castradores, así como a los que los diseñan, fabrican y colocan en nuestras calles.

¿Será el alcalde el cabecilla de esta siniestra organización?