En un post anterior, contaba la leyenda del Palacio del Marqués de Legarda, palacio situado en el pueblo de Ambite. En él hablaba de la existencia de una encina que, según dicen, es la segunda más vieja del mundo, esta encina, como el palacio, tiene una hermosa leyenda que dice así.

En la Edad Media, en el mismo lugar donde se encuentra el palacio del marqués de Legarda, había una casa en la que vivía un caballero cristiano y una joven y hermosa mora cautiva. Hay que señalar que la mora estaba cautiva por su propia voluntad, ya que estaba muy enamorada del caballero cristiano.

Un buen día el caballero tuvo que partir a tierras del sur para luchar contra los moros, la hermosa mora lloraba todos los días bajo la sombra de la encina la marcha de su amado caballero, tan amargo era su llanto, que las dulces bellotas que la encina producía se volvieron amargas.
Los meses pasaron y las guerras contra los moros terminaron, pero el caballero nunca más volvió, para desdicha de la bella mora.

Hoy, los recién casados de Ambite, acuden a la vieja encina y prueban sus bellotas, se dice que si los novios comen una bellota dulce, su matrimonio será dulce y feliz, pero si por desgracia, la bellota resulta ser amarga, será un mal augurio para la desdichada pareja.