Esta mañana, en la Plaza Mayor hubo una tamborrada para poner fin a la Semana Santa, a cargo de la sección de instrumentos de la Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén de Zaragoza.
Si hablamos de tamborradas, es inevitable pensar en Calanda o en Buñuel, pero lo que hemos visto hoy en Madrid dista mucho de esas espectaculares tamborradas, la de esta mañana podríamos denominarla como una micro tamborrada.

Imagino que los cofrades maños vienen a tocar sus tambores a Madrid con todo el cariño del mundo, pero para próximas tamborradas sería mejor que viniesen más. Había más familiares de los cofrades que músicos.

La verdad, me he sentido muy desilusionado, esto ni es tamborrada ni nada. Hay más tambores en el monumento de Alfonso XII del Retiro cualquier domingo que en esto que dicen que es una tamborrada.

Este par de vídeos lo demuestra.




Respecto a la organización, podríamos calificarla de pésima. La tamborrada estaba prevista a las 12 h, pero por alguna extraña razón, los cofrades no han entrado en la plaza hasta las 12:18 h.
Cuando se dice que un evento empieza a una hora, es a esa hora a la que debe empezar, la impuntualidad es algo realmente vergonzoso que todo el mundo debería evitar.

Otro fallo de organización fue el recinto vallado que en la plaza habilitaron para los cofrades, un rectángulo en el que una parte estaba destinado para “autoridades” que eran, en su mayoría, familia y amigos de los cofrades.
La llegada de más y más “autoridades” han imposibilitado la visión del espectáculo a muchos de los que allí estábamos esperando durante un buen rato. Me pregunto ¿qué sentido tiene meter a tanta gente en un mismo sitio, que si bien eran parte de la cofradía, no tocaban ningún instrumento y estaban allí simplemente para hacer fotos a sus familiares y amigos, impidiendo la visión de los demás.

Definitivamente fue una tamborrada decepcionante y a la que no pienso volver hasta que no hagan una tamborrada como Dios manda, no este sucedáneo. Para tamborradas las de Calanda y ya está.