El Parque Juan Carlos I es uno de los parques más grandes y desconocidos de Madrid, se encuentra junto a los recintos feriales de IFEMA y fue inaugurado en 1992, año en el que Madrid fue Capital Europea de la Cultura.

Una parte de parque está dedicado a las tres culturas que hasta el siglo XV “convivían” en España, la cristiana, la judía y la musulmana. Con el nombre de Jardín de las Tres Culturas, se intenta evocar la ficticia buena convivencia que hubo en España, Sefarad o Al-Andalus hace más de cinco siglos.

El jardín está repleto de simbolismo y de referencias al Antiguo Testamento. En el centro, en la parte principal del jardín, se encuentra el Árbol de la Vida, representado como una mole de hormigón con hojas de madera y metal del que brotan cuatro acequias que simbolizan los ríos del Edén que narra la Biblia.

"Plantó luego Dios un jardín en Edén, al oriente, y allí puso al hombre que había formado. Hizo brotar en él de la tierra toda clase de árboles hermosos a la vista y sabrosos al paladar. Y en medio del jardín, el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal. Salía de Edén un río que se partía en cuatro brazos (...) Tomó pues al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivase y lo guardase"
Génesis, II:8-16)


Jardín Cristiano

El jardín cristiano es, a mi juicio, el más feo de todos, tiene forma de cruz y recuerda a los claustros de los monasterios cristianos.

La vegetación es autóctona, lavandas, romero, cipreses o laureles.

Jardín Musulmán

El más colorido y llamativo es, sin ninguna duda, el Jardín Musulmán que simboliza el paraíso coránico. Está construido en varios niveles y recuerda mucho a algunos jardines de influencia islámica del sur de España.
En el centro del jardín hay una especie de templete metálico con arcos de herradura que rodean una bonita y sencilla fuente de mármol blanco.

Jardín Judío

El más bonito de los tres jardines es el Jardín Judío. Está rodeado de unas ruinosas murallas de roca caliza de Jerusalén donada a Madrid por la Fundación Jerusalén que simbolizan la muralla de la santa ciudad.
El agua vuelve a ser la protagonista así como la vegetación, compuesta por granados, cipreses y palmeras.

En una de las entradas al recinto “amurallado” podemos leer un fragmento del cantar cuarto, 12-15 de El Cantar de los Cantares.

El parque Juan Carlos I cuenta, además, con otros muchos rincones y servicios que contaré en otras entradas.