Entre la calle de Madrid y la travesía del Conde se encuentra la calle del Rollo, una vieja calle que debe su nombre a un desaparecido rollo jurisdiccional que hubo allí en el pasado.
Los rollos jurisdiccionales eran unas columnas de piedra que podían estar o no decoradas y que solían estar rematadas por una cruz de hierro.
Estos rollos fueron en un principio uno de los símbolos de las villas que contaban con privilegios pero, con el tiempo tomaron otra función más siniestra, la de “picotas” un lugar en donde se exponían los cuerpos o los restos, normalmente las manos y cabezas, de los ajusticiados. Era una forma de castigo ejemplarizante y disuasorio para aquellos que no temían a la justicia.
La mayoría de los rollos fueron derribados en el siglo XIX por un decreto de las cortes de Cádiz pero, todavía hoy, podemos encontrar rollos jurisdiccionales en muchos puntos de España que han sobrevivido al paso de los siglos, algunos en mejor estado que otros.
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