Hoy, cuando paseamos por la plaza de la Provincia, a pocos pasos de la emblemática Plaza Mayor, nada nos hace pensar que tras los muros del bonito Palacio de Santa Cruz, hoy Ministerio de Asuntos Exteriores, hubo una de las cárceles más infectas y duras de Europa.

El edificio data de 1643 y se construyó para ser la Cárcel de la Corte, estaba destinada para los delincuentes de las clases altas, sobre todo nobles.
La cárcel se encontraba en la planta baja del patio izquierdo, el resto del edifico eran tribunales y sus dependencias.

Reinando Carlos III, el edificio fue destinado a Palacio de Justicia y la cárcel y sus presos, se trasladaron al convento del Salvador que se encontraba justo detrás del Palacio de Santa Cruz.
En esta cárcel estuvieron encerrados personajes como Lope de Vega, Quevedo o Espronceda.

Dos de las calles que rodean el edificio son, la calle de Santo Tomás y la calle del Salvador. En estas calles había unas puertas por las que podían salir los presos, dependiendo de su suerte.

Los presos que salían por la puerta que da a la calle de Santo Tomás tenían la peor de las suertes, por allí salían los condenados a muerte. Esta calle fue popularmente conocida como la calle del verdugo, allí vivía el ejecutor de la justicia y por ella salían los reos en dirección a la plaza de la Cebada para su ejecución. Por puerta de la calle del Salvador, curiosamente, salían los presos que quedaban en libertad.

La vida en aquella prisión era muy dura, las medidas higiénicas brillaban por su ausencia y las penalidades que debían padecer los presos eran terribles. Hay muchos testimonios, de diferentes personajes, tanto españoles como extranjeros, que relatan las miserables condiciones de vida en aquella cárcel.

A principios del XIX el tifus hizo acto de presencia, para controlar la epidemia, las autoridades decidieron trasladar a algunos presos a otra cárcel, conocida como El Saladero .
En 1846, el ruinoso estado del edificio, hizo que el viejo convento del Salvador convertido en prisión, dejase de funcionar como cárcel, se derribaron sus muros y en el solar se construyeron lo que hoy son los anexos al ministerio.