Tonto del Bote

Por EMNM | 10/19/2009 |

En España existe un insulto, digamos que cariñoso y poco ofensivo para denominar a aquellos que, en un momento determinado, se comportan de una manera ridícula o absurda, se les suele llamar "tonto el bote" o "tontoelbote". Creo que a todos, en algún momento de nuestra vida nos han llamado así... ¿ve...verdad?

Todo en la vida tiene un origen y el tonto del bote no lo es menos. En el siglo XIX hubo en Madrid un vagabundo que era conocido como El Tonto del Bote, debido a que todos los días se sentaba a las puertas del desaparecido convento de San Antonio del Prado, más o menos donde hoy se encuentra el hotel Palace, provisto de un bote de cuero hecho de suela con el que pedía limosna.
Según relata Dionisio Chaulié en su libro "Cosas de Madrid", el mendigo siempre estaba sentado "con su sombrero de alas anchas, su ropón o túnica pardo, limpio y lanzando a intervalos una especie de sonido gutural para llamar la atención de los transeúntes".

Este señor era como otros vagabundos de su tiempo e incluso como los de ahora pero, ¿qué le hizo ser tan conocido? ¿cómo es que su apodo se mantuvo durante generaciones y generaciones en el habla popular? Lo que hizo tan popular a este señor fue la suerte o la desgracia de toparse con un toro bravísimo y feroz que se escapó de una corrida de toros. Como suelen hacer los toros que se escapan, sembró el pánico embistiendo a todo lo que se le ponía por delante. En una de sus embestidas, el toro se topó cara a cara con el tonto del bote, éste quedó paralizado, unos dicen que por terror y otros por su propia estupidez, lo cierto es que el toro dio un bufido y continuó su camino sin hacer ningún daño al mendigo.

Después de este suceso, el Tonto del Bote se hizo muy popular, se decía que fue un milagro o la suerte, lo que le libró de una muerte segura. Obviamente el mendigo hizo lo que hay que hacer si viene un toro bravo con malas intenciones, quedarse en el suelo y no pestañear.

Posiblemente, gracias a ese encuentro con el toro, las limosnas fueron muy grandes, tanto como su popularidad ya que hoy todavía le nombramos sin saber quién fue este señor.