Obelisco, obeliscos

Por EMNM | 3/08/2011 |

Si preguntas a cualquier madrileño por el Obelisco de la Caja, lo más probable es que te pongan cara de no saber de qué estás hablando pero, si dices el Obelisco de Calatrava, ya es otra cosa, y es que todos conocemos a este monumento por el nombre de su autor, no por el nombre de la entidad bancaria que lo regaló a la ciudad de Madrid.

Historia

Hace pocos años, con motivo del tercer centenario de la Caja Madrid, la entidad financiera encargó al arquitecto español Santiago Calatrava, el diseño de un monumento para la ciudad. Para alegría de todos, el arquitecto aceptó, sería su primera y su única obra en Madrid.

En un principio, el diseño de la obelisco era algo diferente al resultado final, en el proyecto inicial, el obelisco medía 120 metros de altura, no los 93 metros que mide. Parece ser que debido al nudo de comunicaciones subterráneas de Plaza de Castilla, la altura del obelisco se vio drásticamente reducida por temas de seguridad.

Obelisco I from Luis Caldevilla

El proyecto y las obras comenzaron, no sin polémica, como es habitual en este país, en 2007 y, no fue inaugurado hasta diciembre de 2009, después de más polémicas, por el Rey.

Datos técnicos

La altura del obelisco es de 93 metros, se compone de 504 láminas de bronce de 7´70 metros, que tienen un movimiento helicoidal ascendente, creando un efecto visual muy curioso. El peso total del monumento es de algo más de 230 toneladas.

Parece ser que para la creación de este obelisco, Calatrava se inspiró en la Columna del Infinito, obra del rumano Costantin Brâncusi y, según las propias palabras del arquitecto y, sobre todo de la prensa de aquellos años, el obelisco madrileño sería absolutamente novedoso y original pero... eso no es del todo cierto. En el campus de Technion, en Haifa, Israel, hay otro muy parecido, también del mismo arquitecto pero más pequeño y plateado.



Es una pena que la única obra de Calatrava que tenemos en Madrid no sea ni tan novedosa ni tan original como nos dijeron en un principio pero, lo que sí podemos decir, es que nosotros lo tenemos más largo.