Uno de los elementos más recordados del metro de Madrid fue el desaparecido templete de acceso que había en la calle Montera, en la Red de San Luis. Este singular de acceso no fue el único en la ciudad, hubo otros en la Puerta del Sol que también desaparecieron y que tuvieron peor suerte que el de Montera.

En los años veinte, poco tiempo después de ser inaugurada la estación de metro de Gran Vía, que en aquella época se llamaba Red de San Luis, se instaló un acceso diseñado por el arquitecto Antonio Palacios, autor de edificios tan singulares de Madrid como el nuevo Ayuntamiento de Madrid.

El templete de acceso al metro estaba realizado en piedra de granito y contaba con una marquesina de hierro y cristal a la entrada, que servía para proteger a los usuarios del metro de las inclemencias del tiempo mientras esperaban los ascensores de acceso que, según parece, eran utilizados por más de 30.000 pasajeros al día y que tenían un coste adicional de 5 céntimos.
Durante casi cincuenta años fue testigo mudo de la historia de Madrid, de las pequeñas historias cotidianas de los madrileños y de las más horribles escenas de guerra, como la que se puede ver en esta foto de la sección “Ayer y Hoy” que publiqué en su día.

El ocaso del templete fue en diciembre de 1969, cuando cerró sus puertas, después de algunos intentos fallidos para darle un uso alternativo. Finalmente, en 1972 el Ayuntamiento decidió desmantelarlo piedra a piedra y trasladado a Porriño, la localidad natal de Antonio Palacios, su creador, donde se encuentran actualmente.

En los años setenta, en el lugar donde se encontraba el templete, se instaló una fuente con unos cisnes, si no recuerdo mal, movían las alas cuando la fuente estaba en marcha. Más tarde, en los años ochenta, los cisnes dejaron de mover las alas, después desaparecieron los cisnes y finalmente la fuente también.

A Finales de los años noventa, el Ayuntamiento de Madrid quiso recuperar el templete, cosa que no hizo mucha gracia a los gallegos y el Ayuntamiento de Porriño, como era de esperar, se negó a devolverlo, y como dice el refrán; Santa Rita Rita, lo que se da no se quita.

Pasados unos años, en 2008, el ex alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, en vista de que los gallegos no lo querían devolver, propuso la construcción de una réplica que se colocaría en el mismo lugar donde se encontraba el viejo. Se dijo que podría utilizarse como lugar de información turística o podría ser una de esas taquillas de último minuto en la que se venderían las entradas a los teatros y musicales a precios de “último minuto”.

La idea de recuperarlo nos hizo mucha ilusión a la mayoría de los madrileños. Cuando se realizaron las obras de peatonalización la calle Montera, muchos pensábamos que las obras culminarían con una flamante réplica del templete pero no fue así. Una vez terminadas las obras, hará cosa de tres años, descubrimos que en su lugar, se plantó un olivo que, dicho sea de paso, no pega nada en medio de la Gran Vía. Cuando se preguntó al alcalde sobre este tema, dijo que esto no era un compromiso electoral ni estaba presupuestado y que, en todo caso, se hablaría del tema cuando hubiese dinero en las arcas municipales. De esto hace ya unos años y la cosa de los “dineros” está mucho peor que antes, así que olvidémonos de nuestro querido templete, siempre podemos ir a verlo a Porriño que, además tiene otras cosas chulas para ver.

Foto portada: Francesc Catalá-Roca
Foto aérea: Ayuntamiento de Madrid