Durante este año en el que conmemoramos el bicentenario del alzamiento popular de los madrileños contra el ejército de Napoleón, se está hablando mucho de los lugares emblemáticos donde se desarrollaron los hechos más significativos, el Parque de Monteleón, la montaña de Príncipe Pío o la Puerta del Sol entre otros, pero hay un punto exacto en el que se encendió la mecha que desencadenó el alzamiento popular y la posterior Guerra de la Independencia.
Ese lugar está muy bien señalado y está en la Plaza de Oriente, casi a las puertas del Palacio Real.
La mañana del 2 de Mayo de 1808, a primeras horas, partieron varios carruajes escoltados por el ejército francés rumbo a Francia, en ellos iban los últimos miembros de la familia real para reunirse con Fernando VII que ya había regalado la Corona de España a Napoleón.
Uno de los últimos en partir fue el infante Francisco de Paula, hijo menor de Carlos IV. En el momento en el que los franceses se disponían a sacar al infante del Palacio, los madrileños que allí se encontraban, pensaron que los franceses estaban raptando a la familia real, ninguno imaginaba que aquel espectáculo era la escenificación de una traición real.
Los madrileños, indignados y al grito de ¡se los llevan! ¡mueran los franceses! intentaron asaltar el palacio para así evitar el supuesto rapto del infante Francisco de Paula. A medida que avanzaban las horas, más y más madrileños indignados se agolpaban a las puertas del palacio e incluso atacaron a varios soldados franceses.
A escasos metros se encontraba el comandante del ejército francés Joaquín Murat que sin temblarle el pulso ordenó atacar con fuego de cañón a la multitud que se encontraba a las puertas del Palacio Real.
Allí murieron los primeros madrileños y allí comenzó el principio de toda una serie de calamidades que cambiarían definitivamente el destino de España.
Hoy una placa recuerda a los madrileños que, abandonados por su rey e invadidos por el ejército más poderoso de Europa, dieron su vida por España.
Hace 3 semanas