En el año 1733 se fundó en Madrid una curiosa cofradía con el apoyo de Felipe V llamada la Santa y Real Hermandad de María Santísima de la Esperanza y Santo Celo de la Salvación de las Almas. Lógicamente, los madrileños de aquella época les era tan difícil nombrarla como lo es hoy para nosotros ir a la tienda y pedir un kalia vanish oxiaction crystal white, es por ello que los madrileños le pusieron un nombre popular y rotundo, la Casa del Pecado Mortal.

Esta cofradía se encontraba muy cerca de lo que hoy es la Gran Vía y su misión, recoger a las prostitutas de la zona para redimirlas del pecado. También era una especie de hospital en el que las jovencitas “desfloradas” y encinta, víctimas de engaños y falsas promesas de casamiento, se ocultaban durante todo el embarazo llevando una vida de penitencia por su “pecado”.

Como en esta ciudad nunca faltó el vicio, cada año la población de mujeres pecadoras de la Casa del Pecado aumentaba, mucho más después de que a alguien se le ocurriese la idea de hacer una ronda, la Ronda del Pecado Mortal, que se encargaba de pedir limosnas, recoger a las descarriadas de la calle y atormentar al personal con su presencia.
La ronda solía pasearse por las calles al son de una campanilla, coreando coplillas y rimas a cual más agorera.

“Alma que estás en pecado, si esta noche murieras, piensa a dónde fueras”

Con esta premisa, en aquella religiosa sociedad, cualquiera era el guapo que se iba de farra después de escuchar a los de la ronda.

En 1744, esta cofradía pasó al convento de Santa María Magdalena, situado en la calle Hortaleza. Los motivos del traslado fueron para gestionar mejor sus servicios y por cuestiones de espacio ya que el anterior se había quedado pequeño.

Del convento no queda ni rastro, después de diferentes construcciones y reconstrucciones, fue incendiado y pasto de las llamas en 1936 por los republicanos en aquella fiebre anticlerical.

Después de la guerra se edificó un nuevo convento en el mismo lugar, en la calle Hortaleza 88, frente a la iglesia de San Antón. En su interior ya no hay prostitutas recogidas ni monjas, hoy está ocupado por los sindicalistas de la U.G.T. ya que allí tienen una de sus muchas sedes.



Nota: la foto de la entrada aparentemente no tiene nada que ver con esta entrada. Al no existir este curioso edificio he puesto una que hice en la presentación de la exposición "Todas Volvemos a la Calle" de la gran fotógrafa Maya Goded, si fuiste a la exposición entenderás el sentido de la imagen en este post.