A 75 kilómetros de Madrid se encuentra la villa de Buitrago de Lozoya, la única población madrileña que conserva prácticamente la totalidad de sus murallas.
Buitrago aparece citado por primera vez en las fuentes cristianas en el siglo XI en el Fuero de Sepúlveda.

Las murallas que sirvieron para proteger a la población de los ataques musulmanes, datan de finales del siglo XI. En diversas fuentes se atribuye la construcción de la muralla a los árabes, esto es sólo una teoría ya que las excavaciones arqueológicas no han encontrado restos de población musulmana y, además, la técnica y los materiales utilizados para su construcción no son los que utilizaban normalmente los árabes.

Además de la muralla, en Buitrago podemos ver los restos del Alcázar, en un amplio solar circundado por siete torres, en un estado ruinoso.
Por los restos que se han conservado, sabemos que el Alcázar contaba con un palacio de estilo mudéjar en el que se mezclarían los estilos románico y gótico, podemos hacernos una idea de cómo eran aquellos palacios si visitamos en Monasterio de Santa Clara de Tordesillas (Valladolid).

Los viejos muros del Alcázar sirvieron de alojamiento a personajes como Juan II de Castilla, Felipe III y a la polémica Juana, la Beltraneja.

En 1536 un terrible incendio redujo a cenizas el palacio, posteriormente volvieron a edificarlo hasta que a finales del siglo XVII otro incendio acabaría con él una vez más.

En el siglo XIX todo el recinto amurallado fue pasto de las llamas, las tropas de Napoleón, al romper el cerco de Somosierra, saquearon los pueblos de la zona y Buitrago fue prácticamente arrasado.

A mediados del siglo XX las murallas fueron declaradas Monumento Nacional, fueron restauradas y, ya en este siglo, hace unos meses, se realizaron importantes restauraciones que han devuelto una parte del pasado medieval de Buitrago.