La notamos en nuestro bolsillo, en nuestro ocio, en los terroríficos extractos bancarios que llegan a casa, en nuestras esperanzas… la crisis está afectando a todos incluso a los anuncios publicitarios.

Antiguamente, en la puerta de algunos bares, colocaban un cartel de un orondo cocinero a tamaño natural, que nos mostraba el menú del día con una amplia sonrisa, tan amplia como su cintura.
El otro día me encontré con una versión actualizada de aquellos viejos anuncios de orondos cocineros pero con grandes cambios. No sé si por cuestiones estéticas o bien por efecto de la crisis, hemos pasado de los gordos cocineros a esta nueva versión.

En la foto se puede ver uno de ellos en un bar de la calle Goya, ¿dónde fueron las carnes? Casi dan ganas de dejar una buena propina para que le den un buen bocadillo de jamón al pobre cocinero de la entrada.