El solar que ocupa edificio que alberga la gran colección de arte contemporáneo. Fue en el siglo XVI el Hospital de San Carlos, un gran hospital que agrupaba otros pequeños hospitales repartidos por todo Madrid. Ya en el siglo XVIII, el rey Carlos III mandó edificar en ese mismo lugar un nuevo hospital ya que el anterior se había quedado obsoleto.
Desde el siglo XVIII hasta el año 1965 el hospital estuvo en funcionamiento, fue testigo de todas las epidemias que sembraron de muertos la ciudad, lugar de enterramientos y morgue. Durante la guerra civil fue hospital de sangre y se dice que allí se torturó a mucha gente, sobre todo a religiosos.
Si es cierto eso que dicen que los lugares se impregnan de las "energías" de las personas y de los hechos que han vivido, este lugar tiene todas las papeletas para ser el más terrorífico y fantasmal de todo Madrid.
Desde su clausura en 1965, el viejo hospital se fue degradando poco a poco, su aspecto ruinoso hizo que se plantease la idea de demolerlo, finalmente, el buen juicio de algunos impidió la demolición y por medio de un Real Decreto de 1977, fue declarado Monumento Histórico-Artístico.
En 1980 comenzó la restauración y se le quiso dar un nuevo uso, un centro de arte moderno que tanta falta le hacía a Madrid. Las obras sacaron a la luz cientos de restos humanos ocultos desde hace siglos. En algunas fuentes, no sé si será cierto porque no lo he podido comprobar, dicen que aparecieron los cuerpos momificados de tres monjas que murieron asesinadas y que, parece ser, todavía siguen allí, enterradas en la entrada del museo.
En los años 90 empezaron a correr rumores sobre los fenómenos extraños que ocurrían en el Reina Sofía, ascensores que subían y bajaban solos, luces que se encendían o alarmas que se accionaban sin causa aparente.
Los rumores se convirtieron en noticia cuando el desaparecido Diario 16 publicaba un artículo que hablaba de los fenómenos extraños del Reina Sofía. Después de la aparición de esta noticia diversos medios se hicieron eco de ello, se dijo que los vigilantes de seguridad habían sido testigos de todos estos hechos e incluso la cosa fue a más, dijeron que los pasillos del museo eran frecuentados por una sombra negra, una silueta vestida de negro, ¡similar a una monja! ¿Sería el alma en pena de una de las monjas momificadas?
Por fantasmas o por histeria colectiva, la situación se hizo insostenible, parece ser que algunos empleados del museo pidieron la baja y los que trabajaban allí no lo hacían precisamente tranquilos, especialmente durante las noches.
La cosa llegó a tal extremo que incluso contaron con los servicios de un equipo de estudiosos de los fenómenos paranormales. Posiblemente fue la mejor solución para acabar con el misterio ya que, la sarta de sandeces que dijeron, provocaron las risas de más de uno.
Actualmente no se sabe nada si siguen ocurriendo fenómenos extraños, ni de apariciones de monjas fantasma, ni gritos en el silencio de la noche, ni nada de nada. Tampoco es fácil encontrar información seria sobre lo ocurrido, así que todo queda entre la realidad y la ficción.
¿Has trabajado en el museo y has visto algo raro? ¡Cuéntanoslo!