Uno de los productos estrella en toda tienda de recuerdos, son las flamencas. Como todo el mundo sabe, se trata de unas muñecas vestidas con el traje típico andaluz en pose de baile. Estas muñecas tuvieron su edad de oro en los años 60, cuando España empezaba a ser uno de los países con más atractivo turístico. Los turistas y, los nacionales también, las compraban como recuerdo típico, en ocasiones, acompañadas de un torito de plástico cubierto de pelusilla negra que imitaba al pelo del animal.

Con los años las flamencas y los toritos sufrieron el repudio de la población, algo terriblemente injusto. Muchos artistas utilizaron a estas muñecas en sus obras, fueron objeto de inspiración para muchos, es nuestra Barbie bizarra pero, el fin de las flamencas no vino por el rechazo generalizado de los españoles, su ocaso llegó con la tecnología.

Durante muchos años, sobre todo en los sesenta del siglo pasado, muchos hogares españoles lucieron una flamenca colocada encima del televisor. Con el tiempo fueron desapareciendo de nuestra vida y consideradas de mal gusto hasta que, hace unos años, un tsunami tecnológico acabó erradicándolas ¡las televisiones de pantalla plana! fue el fin de esta bonita tradición.

Cuando pensaba que las flamencas ya habían pasado a la historia, descubro con gozo y admiración, que no han muerto, simplemente se han transformado. Ahora podemos gozar de su maravillosa presencia en nuestras neveras pues, existe una nueva generación de flamencas magnéticas, como se puede apreciar en la foto.

El aspecto de estas nuevas flamencas no es el mismo que las de antaño, tampoco el soporte donde eran colocadas, ayer en las televisiones y hoy en nuestras neveras.

¡Larga vida a las flamencas!