Ayer asistí al desfile Viva América, organizado por diferentes asociaciones, en el que desfilaron inmigrantes de diferentes países de Iberoamérica.

Es la primera vez que asisto a este evento y, si he de ser sincero, no me gustó nada. El propio desfile fue caótico, por mucho empeño que pusieron los voluntarios para impedir que la muchedumbre cortara el paso a los grupos folclóricos que desfilaban con métodos, en algunos casos más que rudimentarios, como unas cuerdas o simplemente haciendo ellos una barrera humana.

Tampoco me quedó muy claro cuál era el objetivo de esta marcha, ¿un desfile por el Día de la Hispanidad? ¿Un carnaval otoñal? ¿Una fiesta nostálgica para los inmigrantes americanos que viven en nuestra ciudad?

Creo que no era el único con esta sensación de no saber qué estaba pasando. Los escasísimos españoles que estábamos allí y el caos, en cierto modo comprensible, por parte de los inmigrantes que no paraban de hacerse fotos con los diferentes grupos folclóricos americanos, imagino que por la emoción de sentirse más cerca de su país, creaba un ambiente extraño, ensordecedor y absolutamente caótico.

No todo fue negativo, estoy seguro de que los participantes en el desfile pusieron todo su empeño y cariño en acercar su cultura a la nuestra pero, una mala organización hizo que este evento fuese interesante, única y exclusivamente, para los inmigrantes americanos.