No creo que en Madrid se viva un día de magia similar a la festividad de los Reyes Magos, una celebración que año tras año pone punto y final a la Navidad.
Desde hace mucho tiempo, los Reyes Magos visitan nuestra ciudad y su llegada es celebrada con magníficas cabalgatas que recorren las calles para alegría de niños y no tan niños.
La primera cabalgata oficial que se hizo en Madrid fue en 1953 pero antes de que esto ocurriera, ya a principios del siglo XX, los reyes tenían por costumbre visitar asilos, colegios y hospitales infantiles para entregar en mano sus regalos.
Hace justo 75 años, durante la Guerra Civil, la Navidad fue muy dura para los madrileños pero, los más perjudicados fueron los niños, que no sólo les truncaron la vida, además les robaron la magia de la infancia.
En 1936 el ministerio de Instrucción Pública, siguiendo con el ideario anticlerical de la República, de un plumazo prohibió la celebración de la Navidad y de todos sus ritos. En sustitución a la fiesta navideña, se creo “la Semana del Niño”.
Para poder llevar a cabo este sucedáneo navideño llamado Semana Infantil, era necesario realizar una colecta para poder comprar regalos a los niños, que ellos mismos tenían que recoger en un local situado en la calle de Los Madrazo.
En la prensa de la época aparecieron artículos en los que, para ensalzar esta nueva ocurrencia, se tachaba a los Reyes Magos de bufones ridículos y de “mascarada carnavalesca”, incluso se llegaba a insinuar que los niños detestaban a los Reyes Magos si no fuese porque en cada Navidad eran “indemnizados” con juguetes.
Esta pesadilla del marxismo totalitario que podría decirse que consistía en desvestir a un santo para vestir a otro, hoy no es más que un triste recuerdo. Como en todas las guerras, más todavía, si los bandos enfrentados son totalitarios, las víctimas son siempre los niños.
Imagen: Ilustración aparecida en La Estampa (enero de 1928)