Si la respuesta a la pregunta del enunciado es afirmativa, seguramente en tu día a día utilizas ciertas expresiones que sólo se escuchan aquí en Madrid, aunque algunas ya han traspasado fronteras. Expresiones castizas que, sacadas de contexto, no tienen mucho significado, aunque todas ellas tienen un origen y un por qué, estas son algunas de ellas, posiblemente las más populares.

¡ERES MÁS AGARRAO QUE UN CHOTIS!

Si un madrileño te dice esto, has de saber que no es un piropo, simplemente te está llamando tacaño. El término “agarrao” (agarrado) viene de la acción de agarrarse la cartera para no abrirla y evitar sacar el dinero. El chotis, como todo el mundo sabe, es un baile popular y castizo de Madrid que se baila en pareja, muy agarrados el uno al otro y sin separarse en ningún momento.



Una vez definido lo que significa el “agarrao” y el “chotis” es fácil de imaginar de dónde viene esta expresión tan popular y lo que significa.

LA CASA DE TÓCAME ROQUE

Muchas veces, cuando se dan todo tipo de disputas en un determinado lugar, se dice: “esto parece la casa de tócame Roque”. Esta es una expresión muy vieja que tiene su origen en Madrid, en una corrala que hacía esquina con las calles de Barquillo y Belén. El inmueble, derribado en 1850, fue durante mucho tiempo conocido por el nombre de la Casa de Tócame Roque por un hecho ocurrido allí.

Como toda corrala, la Casa de Tócame Roque tuvo una existencia muy animada, tanto por la convivencia de sus vecinos como por las disputas propias de una comunidad de estas características, disputas que llegaron al absurdo después de ser heredada por dos hermanos llamados Juan y Roque que se pasaban la vida discutiendo por cualquier cosa. Las discusiones fueron a mayores cuando recibieron este inmueble como herencia. Cuenta la tradición que se pasaban el día discutiendo por este hecho con este argumento:

– Juan: Tócame, Roque
– Roque: La casa tócame a mí, Juan

Al parecer, esta disputa duró varios años, tanto es así que la casa fue conocida por el nombre de “Tócame Roque” hasta su demolición. Con el paso del tiempo todo el mundo se olvidó de Juan y de Roque, pero todavía hoy se mantiene vivo el argumento de su disputa.

MÁS CHULO QUE UN OCHO

Esta es una expresión muy madrileña que se emplea para decir que alguien es muy altanero o jactancioso.

El origen de este dicho se remonta a principios del siglo XX. Por aquel entonces existía un tranvía, el número 8, que iba de la Puerta del Sol hasta San Antonio de la Florida. Este tranvía se llenaba de chulapos durante la festividad de San Antonio cuando se dirigían a la verbena, debió ser tan llamativo ver ese tranvía abarrotado de chulapos que pronto se acuñó el modismo: “más chulo que un ocho” que perdura hasta nuestros días.

LA POSADA DEL PEINE

Seguro que más de una vez has oído decir eso de ¡esto parece la posada del Peine! Se dice cuando en un determinado lugar, todo tipo de gente entra y sale sin pasar mucho tiempo en ese mismo lugar.

El origen de este dicho se encuentra a pocos pasos de la Plaza Mayor, en la Posada del Peine, un colorido edificio hoy reconvertido en un bonito hotel que, además, tiene el honor de ser el hotel más antiguo de Madrid.



La Posada del Peine fue una de las posadas más importantes que hubo en la ciudad cuando Madrid pasó a ser definitivamente la capital del reino a principios del siglo XVII. Por aquel entonces, Madrid no contaba con muchas ofertas de alojamiento y las que había eran de muy dudosa reputación. La Posada del Peine era una de las pocas que ofrecía un alojamiento algo menos miserable que las demás posadas y fondas de la ciudad y, además, su ubicación en la calle Postas, lugar de donde salían los carruajes de viajeros, la convertía en un atractivo alojamiento, el más frecuentado por todo tipo de personas y viajeros que venían a la joven capital. Por este constante trasiego humano, surgió el dicho: ¡parece la posada del Peine! 

Por cierto, el curioso nombre de esta posada se debe a que fue la primera de Madrid en ofrecer “amenities” a sus clientes: un peine atado a una cadena para evitar que los viajeros se lo llevasen ¡todo un lujo!

NARANJAS DE LA CHINA

Cuando alguien cuenta una historia poco creíble o promete hacer algo que nadie se cree, se suele responder con un: ¡naranjas de la China! Esto viene a ser una forma castiza de decirle al interlocutor que no te crees nada de lo que está diciendo. La expresión puede resultar extraña y absurda pero, como todo en esta vida tiene su explicación. 

Todo el mundo sabe que las naranjas son unos cítricos originarios de Asia, los chinos fueron los que se dedicaron, siglos atrás, al cultivo de esta popular fruta que los árabes introdujeron en España y que sólo se cultiva en regiones costeras como Valencia, donde el clima es óptimo para el cultivo de los cítricos.



En el pasado, los productos pesqueros, así como las hortalizas y frutas de climas más benignos, no eran habituales en los mercados madrileños por una sencilla razón, al tratarse de productos perecederos no llegaban en buenas condiciones a la capital debido a la lejanía del lugar de producción. Sólo algunos afortunados como los miembros de la corte podían disfrutar de productos como las naranjas, pues ellos contaban con sus propios mensajeros que surtían a la corte con este producto. El populacho tenía que conformarse con la promesa, casi siempre incumplida, de regalar naranjas como si de una joya se tratara, de ahí el dicho: “naranjas de la China” tan cargado de incredulidad.

Afortunadamente, hoy las naranjas son tan habituales que se podría decir que son un producto típico de Madrid, como Fontestad, las naranjas más de Madrid que nunca faltan en los mercados madrileños.

¿Te gustaría saber si realmente eres más de Madrid que la Cibeles? Fontestad te invita a comprobarlo en www.masdemadrid.com. No olvides retar a tus amigos a ver si son más chulos que un ocho o tan castizos como tú. 

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Fuentes: Del hecho al dicho / Gregorio Doval (Ed. Del Prado, Madrid, 1995)